Bienvenida

Mi agaponi, Perico, te da la bienvenida! Volando de un lado a otro, de una cabeza a otra, de un corazón a otro, de un alma a otra. Picando cabezas, corazones, almas, miradas, añoranzas, sensaciones. Picandote a tí, a mí. Sus alas hacia lo magico.



jueves, 16 de diciembre de 2010

A LOS RUBENISTAS; A LOS GADITAS Y A LA MEDIA TRIBU DE MANASES, SOBRE LA ÚNICA TROMPETA DE JERICÓ.

Todos los guerreros esforzados pasaréis en orden de batalla al frente de vuestros hermanos y pelearéis a favor de ellos. Les apoyaréis y consolaréis en sus angustias, llantos y caídas. Raab esconderá a los enviados del hijo de Nun entre haces de lino. Su ayuda, comprensión y cariño, su amor, desvelará el misterio. La pureza aplacará las incertidumbres y las dudas. Él encontrara lo sublime. Cuando veáis el arca de la alianza iréis tras ella para saber que caminos debéis de tomar, pues no habéis pasado nunca hasta ahora por estas vías. Pero que haya entre vosotros y la urna una distancia de unos dos mil codos, no os acerquéis. La senda escrita está, habréis pues de andarla. Siguiendo la guía del arca descubriréis que ésta guarda, en vuestro interior, las sagradas tablas recogidas en la aceptación, que la felicidad y la perfección os aguardan al no desear, al no poseer.
Don´t worry be happy.
Mantendréis una distancia entre acciones y resultados. El arcaico sendero tendrá que ser olvidado.
En cuanto los sacerdotes que transportan el arca pisen las aguas del Jordán, estas quedarán cortadas y se pararán formando un solo bloque. Cuando las limitaciones sean asimiladas, los obstáculos se verán desde otro prisma, se harán llevaderos. Los problemas se convertirán en los mejores aliados, las pruebas serán admitidas para armonizar vuestra única entidad formando un solo bloque. Dad la vuelta a la ciudad una vez al día todos los hombres de armas. Haréis esto por espacio de seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete trompetas delante del arca, el séptimo día daréis siete veces la vuelta a la ciudad, y los sacerdotes tocarán la trompeta. Al escuchar el pueblo la voz del metal, prorrumpirá en gran clamor, y el muro se vendrá abajo.
El último clamor será el grito destructor de los propios defectos. Se obrarán maravillas, día a día en lo cotidiano. El camino de la serenidad será encontrado.
En la lid se despojaran de corazas vuestros corazones. Los sentimientos desnudos sufrirán de quemaduras y heridas, mas, en Carpe Diem sanarán.
Ahora somos lanzados por el viento a la inmensidad del mar, buscamos al enemigo y enlazamos con otras nuevas guerras. Así se conquistará la ciudad de Jericó.

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